El propio acto de la conducción implica el riesgo de incurrir en responsabilidades frente a terceras personas, tales como conductores, peatones u ocupantes del vehículo. La Ley establece la obligatoriedad de un seguro de responsabilidad civil para los vehículos a motor, matriculados o no, que cubra los daños personales y materiales hasta los límites legales establecidos.
Además de la cobertura obligatoria, existen otras de carácter opcional, tales como: